martes, 31 de agosto de 2010

Calígula (fragmento)

HELICÓN. Buenos días, Cayo.

CALÍGULA. Buenos días, Helicón.

HELICÓN. Pareces fatigado.

CALÍGULA. He caminado mucho.

HELICÓN. Sí, tu ausencia duró largo tiempo.

CALÍGULA. Era difícil de encontrar.

HELICÓN. ¿Qué cosa?

CALÍGULA. Lo que yo quería.

HELICÓN. ¿Y qué querías?

CALÍGULA. La luna.

HELICÓN. ¿Qué?

CALÍGULA. Sí, quería la luna.

HELICÓN. ¡Ah!¿Para qué?

CALÍGULA. Bueno... Es una de las cosas que no tengo.

HELICÓN. Claro. ¿Y ya se arregló todo?

CALÍGULA. No, no pude conseguirla.

HELICÓN. Qué fastidio.

CALÍGULA. Sí, por eso estoy cansado. ¡Helicón!

HELICÓN. Sí, Cayo.

CALÍGULA. Piensas que estoy loco.

HELICÓN. Bien sabes que nunca pienso.

CALÍGULA. Sí. ¡En fin! Pero no estoy loco y aun más: nunca he sido tan razonable.
Simplemente, sentí en mí de pronto una necesidad de imposible. Las cosas tal
como son, no me parecen satisfactorias.

HELICÓN. Es una opinión bastante difundida.

CALÍGULA. Es cierto. Pero antes no lo sabía. Ahora lo sé.El mundo, tal como está, no es soportable. Por eso necesito la luna o la dicha, o la inmortalidad, algo descabellado quizá, pero que no sea de este mundo.

Albert Camus

jueves, 26 de agosto de 2010

La Pequeña Mariam

La pequeña Mariam
se me presenta
con una enorme sonrisa,
adornada con trencitas
anudadas con pedazos de una bolsa
y cubierta con los jirones
de una sucia camiseta.

La pequeña Mariam
coge mi mano
y me mira fijamente,
con su dulce vocecita
me dice cosas
que no puedo entender,
pero es muy agradable,
en cada pausa me regala
otra enorme sonrisa.

La pequeña Mariam
se sienta a mi lado,
acaricia mi barba
y juguetea con mi pelo
mientras canturrea
una alegre canción.

La pequeña Mariam
me pide mi botella
de agua casi vacia,
sin dudarlo
se la regalo
junto con el paquete
de galletas
que compre para desayunar.

La pequeña Mariam
sabe que mi barco
parte en unos instantes,
me da un besito
en la mejilla,
vuelve a coger mi mano
a modo de despedida
y me regala
otra enorme sonrisa.

Adiós pequeña Mariam
te deseo lo mejor.

Kiko Vallejo.