lunes, 10 de enero de 2011

Zapatillas con Cordones

Una vez tuvo unas chancletas, pero eso duró poco tiempo. El y su primo acuciados por el hambre decidieron una tarde colarse a hurtadillas en el pequeño huerto del final de la calle. Su primo encaramado a la rama mas gorda del melocotonero le lanzaba desde arriba los mejores frutos mientras el cumplía su improvisado papel de hábil azorero. Sorprendidos por el dueño, emprendieron una caótica huida que se saldó con la perdida de la chancla izquierda y un recuento total de siete melocotones a repartir entre los dos.

Durante unos días se negó a aceptar que tendría de nuevo que caminar descalzo, así que decidió altenar la que aún conservaba, usándola por las mañanas en el pie derecho y por las tardes en el izquierdo.

Al final se resignó y cambió la chancla que aún poseía por un par de mecheros. Desde ese día no volvió a tener ningún tipo de calzado, pero no le ha dejado de rondar la cabeza la idea de tener unas zapatillas con cordones.

Kiko Vallejo

3 comentarios:

  1. :)
    todo se trata de no olvidar nunca las ideas que uno persigue...

    ResponderEliminar
  2. Como canta aquel, "tengo sueños baratos y aún así casi nunca se cumplen".

    Un besazo hermana

    ResponderEliminar
  3. Con los mecheros podría pegarle fuego al huerto como aviso para que le devolvieran la chancla.

    Saludos.

    ResponderEliminar