viernes, 30 de diciembre de 2011

Tarde aburrida y autoentrevista

¿Que quieres tú para tu eternidad?.

Puedes llamarme loco, yo prefiero decir ambicioso.
Hacia tiempo que no me sentía tan estúpido.
¿En que te estas convirtiendo Capitán?

Lanzas tu mierda a los cuatro vientos,
y te das cuenta que lo estas poniendo todo perdido.
¿Por que ha gustado tanto que matase a cupido?

Paseo por el puerto sin dirección, creo que busco
mi barco, mi tripulación, es en vano, se que ya no están.
¿Cual es el siguiente camino?

Quieres una partida de ajedrez y sabes de sobra
que me he dejado ganar antes de comenzarla.
¿Te apetece jugar?

No tengo miedo, que sensación tan placentera,
duermo y no tengo pesadillas, resulta aburrido.
¿A que se debe ese nudo en el estómago?

Durante un tiempo pensé que la maldición era eterna,
que equivocado estaba, solo ha durado siete años.
¿Te vas a quedar cruzado de brazos?

No entiendes lo que digo, que mas da, acaso entendemos
todo lo que leemos, todo lo que nos pasa.
¿Estoy hablando a la pared?

Esto no es poesía, son desvaríos. Como voy a hacer poesia
si ya no creo en ella, se la dejo a los poetas.
¿Cuanto hace que no revisas tus prejuicios?

Kiko Vallejo

martes, 27 de diciembre de 2011

Viento


Ahora que los besos
se han disfrazado
de suspiros.

No me consuela saber
cuantas veces
me vas a echar de menos.

Acaríciame una última vez,
mañana,
me llevará el viento.

Kiko Vallejo

lunes, 26 de diciembre de 2011

Miradas

Cuando paseo por la plaza,

siempre que nos cruzamos,

aguantamos las miradas,

intercambiamos las sonrisas

y continúo mi camino.

Kiko Vallejo

domingo, 18 de diciembre de 2011

Todo es malo

Todo es malo.
Las cuatro flores que han quedado
han cambiado su aroma
por un hedor a
rancia loción de afeitado.

Miradas vacías,
rostros quebrados
preguntándose hasta cuando.
¿Hasta cuando, qué?

Todo es malo.
Tomamos atajos
para acabar hechos pedazos,
unos de hielo,
otros de mierda.

Mis manos 
sucias de caricias,
buscan un forzado roce,
frío y antinatural.

Todo es malo.
¿Eres tan fuerte 
para sostener el peso 
de una o dos lágrimas
sinceras?

¿Te atreves a asumir
lo que estás pensando?
Miéntete.
¿Es más llevadero?

Todo es malo.
Mi cuaderno,
lleno de garabatos 
e ideas inconexas,
espera respuestas.

Pese a estas 
cuestiones, 
rompo el silencio 
para preguntarme,
¿Todo es malo?

Kiko Vallejo

miércoles, 9 de noviembre de 2011

El Cerdito

La señora estaba siempre vestida de negro y arrastraba sonriente el reumatismo del dormitorio a la sala. Otras habitaciones no había; pero sí una ventana que daba a un pequeño jardín parduzco. Miró el reloj que le colgaba del pecho y pensó que faltaba más de una hora para que llegaran los niños. No eran suyos. A veces dos, a veces tres que llegaban desde las casas en ruinas, más allá de la placita, atravesando el puente de madera sobre la zanja seca ahora, enfurecida de agua en los temporales de invierno.

Aunque los niños empezaran a ir a la escuela, siempre lograban escapar de sus casas o de sus aulas a la hora de pereza y calma de la siesta. Todos, los dos o tres; eran sucios, hambrientos y físicamente muy distintos. Pero la anciana siempre lograba reconocer en ellos algún rasgo del nieto perdido; a veces a Juan le correspondían los ojos o la franqueza de ojos y sonrisa; otras; ella los descubría en Emilio o Guido. Pero no trascurría ninguna tarde sin haber reproducido algún gesto, algún ademán de nieto.

Pasó sin prisa a la cocina para preparar los tres tazones de café con leche y los panques que envolvían dulce de membrillo.

Aquella tarde los chicos no hicieron sonar la campanilla de la verja sino que golpearon con los nudillos el cristal de la puerta de entrada, la anciana demoró en oírlos pero los golpes continuaron insistentes y sin aumentar su fuerza. Por fin, por que había pasado a la sala para acomodar la mesa, la anciana percibió el ruido y divisó las tres siluetas que habían trepados los escalones.

Sentados alrededor de la mesa, con los carrillos hinchados por la dulzura de la golosina, los niños repitieron las habituales tonterías, se acusaron entre ellos de fracasos y traiciones. La anciana no los comprendía pero los miraba comer con una sonrisa inmóvil; para aquella tarde, después de observar mucho para no equivocarse, decidió que Emilio le estaba recordando el nieto mucho más que los otros dos. Sobre todo con el movimientos de las manos.

Mientras lavaba la loza en la cocina oyó el coro de risas, las apagadas voces del secreteo y luego el silencio. Alguno caminó furtivo y ella no pudo oír el ruido sordo del hierro en la cabeza. Ya no oyó nada más, bamboleó el cuerpo y luego quedó quieta en el suelo de su cocina.

Revolvieron en todos los muebles del dormitorio, buscaron debajo del colchón. Se repartieron billetes y monedas y Juan le propuso a Emilio:

-Dale otro golpe. Por si las dudas.

Caminaron despacio bajo el sol y al llegar al tablón de la zanja cada uno regresó separado, al barrio miserable. Cada uno a su choza y Guido, cuando estuvo en la suya, vacía como siempre en la tarde, levantó ropas, chatarra y desperdicios del cajón que tenía junto al catre y extrajo la alcancía blanca y manchada para guardar su dinero; una alcancía de yeso en forma de cerdito con una ranura en el lomo.

Juan Carlos Onetti

lunes, 1 de agosto de 2011

Despedida

Mientras mi voz llora en el suelo,
mientras busco ese consuelo,
una voz en el lucero,
una luz hacia la cima
que devuelva vista arriba;
mientras un pañuelo diga
que un recuerdo se hace vida,
acá, abajo, en el fondo,
flota un beso en el recodo
y va buscando cielo abierto
con olor a tu pañuelo.


Salvador Pliego

domingo, 19 de junio de 2011

De Nuevo Puedo


De nuevo puedo
     mantenerme en pie,

     mirar fijamente a tus ojos
     mientras me vomitas
     insolencias cariñosas.

El silencio                       inquebrantable
     ha sido sustituido por
el silencio                       intermitente.

Cuanto ruido hace el silencio.

No me gusta el calor.

No me gustan las imposiciones.


Eso no depende de mí.

De nuevo puedo
     mantenerme en pie y caminar.

Eso, sí depende de mí.


Kiko Vallejo

Con cariño y desde el cariño para tí

viernes, 17 de junio de 2011

Calígula (Fragmento)


Entra rápidamente Calígula.

CALÍGULA. Perdonad, pero los asuntos de Estado son urgentes. (Al Intendente.) Intendente, harás cerrar los graneros públicos. Acabo de firmar el decreto. Lo encontrarás en la cámara.

EL INTENDENTE. Pero...

CALÍGULA. Mañana habrá hambre.

EL INTENDENTE. Pero el pueblo va a protestar.

CALÍGULA (con fuerza y precisión). Digo que habrá hambre mañana. Todo el mundo conoce el hambre, es una calamidad. Mañana habrá calamidad... y detendré la calamidad cuando me plazca. (Explica a los demás.) Después de todo, no tengo tantos modos de probar que soy libre. Siempre se es libre a expensas de alguien. Es fastidioso, pero normal. (Con una ojeada a Mucio.) Aplicad este pensamiento a los celos y veréis. (Pensativo.) Con todo, ¡qué feo es ser celoso! ¡Sufrir por vanidad y por imaginación! Ver a la mujer de uno... Mucio aprieta los puños y abre la boca.

CALÍGULA (muy rápido). Comamos, señores. ¿Sabéis que trabajamos firme con Helicón? Estamos perfeccionando un tratadito sobre la ejecución; ya me diréis qué tal.

HELICÓN. Suponiendo que os pidan vuestra opinión.

CALÍGULA. ¡Seamos generosos, Helicón! Descubrámosles nuestros secretitos. Vamos, sección III, parágrafo primero.

HELICÓN (se pone de pie y recita mecánicamente). "La ejecución alivia y libera. Es tan universal, fortalecedora y justa en sus aplicaciones como en su intención. Muere el que es culpable. Se es culpable por ser súbdito de Calígula. Ahora bien, todo el mundo es súbdito de Calígula. Luego todo el mundo es culpable. De donde resulta que todo el mundo muere. Es cuestión de tiempo y paciencia."

CALÍGULA (riendo). ¿Qué os parece? Paciencia, ¿eh?, qué hallazgo. ¿Queréis que os lo diga?: es lo que más admiro en vosotros. Ahora, señores, podéis disponer. Quereas ya no os necesita. ¡Sin  embargo, que se quede Cesonia! ¡Y Lépido! Mereya también.   Quisiera discutir con vosotros la organización de mi prostíbulo. Me causa grandes preocupaciones.

Los otros salen lentamente. Calígula sigue a Mucio con la mirada.

Albert Camus

miércoles, 1 de junio de 2011

"Desconsolado" - Entre los relatos publicados en el recopilatorio de RENFE

Mañana, 2 de junio de 2011, se realizará la entrega de premios a los ganadores de la V Edición del Certamen de Relatos Breves de RENFE en la feria del libro de Madrid.

El certamen ha sido organizado con el fin de promover la participación cultural de todo tipo de público para incentivar la creación literaria a través de la reflexión sobre "tránsito, el viaje, el movimiento hacia un destino".

Se ha contado con la colaboración de Errese Libros y Elipsos Trenhotel.

El libro es gratuito y se puede solicitar en las estaciones de RENFE cercanías hasta fín de existencias.

Ahí os ejo el enlace al libro en PDF y al desvario en el blog.

Espero que en vuestros viajes diarios en tren, disfuteis con su lectura.

Un saludo para todos

Kiko Vallejo

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http://kabukiesplanet.blogspot.com/2010/07/desconsolado.html

http://www.renfe.com/img/Relatos2011_v3.pdf

domingo, 29 de mayo de 2011

El derecho a estar INDIGNADO

Hoy voy a dejar aparcadas las poesías, los relatos y los desvaríos. No puede ser de otra manera. Cuando uno presencia determinados comportamientos y actitudes no debe quedarse callado, no puede permanecer indiferente.
Podría recurrir a toda una retahíla interminable de adjetivos para definir los actos protagonizados por la policía el 27 de mayo de 2011, en Barcelona, pero voy a dejar a vuestro criterio la valoración de lo hechos .

Quisieron desalojar a los Indignados de la Plaza de Catalunya, “por higiene”, y, por si llegaba el caso de que el Barça pudiese celebrar su triunfo europeo, muchísimo más importante, sin duda, que el reclamo que hace el movimiento del 15 de mayo.

Sin demorarse mucho, los medios de "información" sacaron a los políticos de turno diciendo las tonterías de turno.  Abrieron los armarios y pusieron a despotricar a todo tipo de comentaristas surrealistas que, de modo sistemático, defendían argumentos insostenibles para justificar dicha intervención policial.
 
 
No nos tomen por gilipollas y háganse un favor, por más que les paguen, no traten de justificar actuaciones que no tienen lógica, que son indefendibles.  Es más, el sentido común me dice que si ustedes lo tuviesen no podrían por menos que estar INDIGNADOS  ante esto:







Podría poner muchas fotos de estas, pero es más de lo mismo. 

Entre muchas cosas que soy, soy totalmente apolítico y, además, soy un ciudadano. Uno de esos que les cuesta llegar a fin de mes. Por las mañanas trabajo. Por las tardes estudio. Desde hace años soy consciente que desde la política y por la acción de los políticos, mi vida no va a mejorar. Es más, caben muchas posibilidades que por sus decisiones empeore.

Eso sí, soy un ciudadano.

Tengo derechos.
Tengo derecho a ser gobernado.
Tengo derecho a elegir a las personas que no me van a representar, pero si me van a gobernar.
Tengo derecho a tener políticos corruptos.
Tengo derecho a tener políticos que, hagan lo hagan, no correrán con ninguna responsabilidad por sus actos.
Tengo derecho a escuchar por parte de nuestros gobernantes que la democracia es un "conjunto de leyes".
Tengo derecho a disfrutar de una jornada de reflexión cada cuatro años. (suelo extralimitarme en el disfrute de éste en concreto. No lo digo muy alto, no se les ocurra multarme.)
Tengo derecho a que los más inoperantes se perpetúen en todo tipo de cargos de responsabilidad.
Tengo derecho a acatar, pero no a protestar.
Tengo derecho a asentir, sin más.
Tengo derecho a pagar impuestos.
Tengo derecho a que los mandatarios inviertan el dinero público en reflotar a unos bancos privados que se han hundido gracias a sus propias prácticas especulativas.
Tengo derecho a ver como cuatro listos se lo quedan todo.
Tengo derecho a no tener una casa.
Tengo derecho a un trabajo precario.
Tengo derecho a un salario de risa.
Tengo derecho a imaginarme una vida mejor, pero no a reivindicarla.
Tengo derecho a escuchar por los medios de información un volumen ingente de sandeces.
Tengo derecho a ir a una plaza a alabar y venerar a un autobús de futbolistas que entre todos cobran en un año lo mismo que 40.000 mileuristas.
Tengo derecho a que venga la policía y si lo considera apropiado me rompa la cabeza, es por mi bien.

 
Y con mi mala memoria, seguro que se me olvidan la mitad o más de mis derechos.

Pese a todos estos derechos, soy un ingrato y un egoísta. Y en mi afán por tener más de lo que tengo me he concedido uno más, el derecho a estar INDIGNADO.


Kiko Vallejo

miércoles, 25 de mayo de 2011

Para siempre, ahí


La recuerdo perfectamente. Además, resulta curioso, también la recuerdo a menudo. Ella era la típica persona con quien te cruzas todos los días. Sin más. Únicamente, nos unía el extraño vínculo que surge entre aquellos que comparten de modo cotidiano, los mismos lugares.

Me resulta reconfortante llegar a la estación. Observar quien está allí en ese momento. Sentarme. Tener la tranquilidad de verificar que la mayoría, son los que deben estar. Son parte de mi rutina. Son la personificación de mi rutina. Todos ellos participan, de modo anónimo y desinteresado, en escenificar esos momentos para mí. Forman parte de la historia de mi vida. Sin ellos, quedaría reducido a un solitario transeúnte. Sin ellos. Sólo, yo.

Son míos. Son los personajes que me corresponden. Los quiero ahí. A decir verdad, deseo con todas mis fuerzas que se queden ahí. Inmutables. Para siempre, ahí. No como ella.

Ella, siempre sonreía. La única que sonreía. Un día como cualquier otro, desapareció. No lo entendí. Podría haberle pasado a cualquiera. Pero, me pasó a mi. Sin consultarme nada, se fue.

Únicamente, me dejó su recuerdo. De modo egoísta, me robó su sonrisa. Me impuso la responsabilidad de encontrar nuevas sonrisas. Pensé repetidas veces que no había solución. Al final, con cierta resignación, opté por tomar las riendas de la situación. Desde ese momento, a veces, sonrío.

Me miento y sonrío.

Kiko Vallejo

lunes, 16 de mayo de 2011

Los Tiempos Que Corren

- Buenos días. Necesito un sombrero.

- Pero, esto es una casa de empeño y usted viene desnudo.

- A decir verdad, ya sabía ambas cosas. Aunque, eso no implica que no necesite un sombrero.

- ¿Tiene dinero?

- ¿Para qué voy a tener? No tengo bolsillos donde guardarlo.
- Tiene razón, le mantendría ocupada una mano.

- Y si tuviese mucho, las dos. Había pensado en empeñar mi sombra para poder comprarle el sombrero. Es poco práctico tener sombra. ¿No se si usted  ha reflexionado al respecto? El otro día por ejemplo, hacía un sol de justicia y yo esperaba a ver si ocurría algo. Entonces caí en la cuenta de que tenía mucho calor y me puse a observar mi sombra. Tan oscura, tan apetecible, tan fresquita y a la vez tan inaccesible. Durante un largo rato trate de resguardarme bajo ella. ¿Sabe usted lo complicado que es ponerse uno bajo su propia sombra? Terminé desistiendo.

- Interesante reflexión. Concédame un instante, voy a consultar mi libro de inventarios. Veamos. Una mueca, un bote de pegamento, insultos, betún, pensamientos lascivos, un beso de despedida. ummmmmmmmmm. Aquí está, un sombrero. Ýa sabía yo que disponía de alguno. No le importará que sea de paja, ¿Quizá demasiado informal?

- Creo que me servirá. Hace tiempo que no asisto a ningún evento de gala. Además, si se diese el caso, creo que con ponerle una pluma me podría valer.

- No lo dude. Una bonita pluma le transformaría en la elegancia personificada. Ya sabe usted como son las modas, uno no sabe que lucir en los tiempos que corren. Pero una pluma en el sombrero. ¡Eso sería lo apropiado! Déjeme ver, creo que tengo alguna por aquí.
- No se moleste. Si me la diese en estos momentos podría mancharla o peor aún, perderla. Prefiero tenerla sólo si la necesito.

-  Aguarde entonces un instante. Le devolveré su cambio.

- Déjelo. Ya sabe, no tengo bolsillos.

- Al menos acepte que le invite a  un café.

- ¿Puede ser un vaso de agua? Tengo en mente adquirir un abanico y tenía pensado empeñar el hambre que paso. Ya sabe usted, si tomo un café se aplacaría lo suficiente para devaluarse. Y entonces no se si me alcanzaría.

- En ese caso, no le invito a nada. Así podrá conseguir su abanico.

- Se lo agradezco. Es usted muy atento. Ha sido un placer hacer negocios con usted. Que tenga un buen día.

- Lo mismo digo caballero.  

Kiko Vallejo

lunes, 7 de marzo de 2011

Pirata

Pirata de mar y cielo,
si no fui ya, lo seré.

Si no robé la aurora de los mares,
si no la robé,
ya la robaré.

Pirata de cielo y mar,
sobre un cazatorpederos,
con seis fuertes marineros,
alternos, de tres en tres.

Si no robé la aurora de los cielos,
si no la robé,
ya la robaré.

Rafael Alberti

miércoles, 2 de marzo de 2011

Hablaba y hablaba

Hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba. Y venga hablar. Yo soy una mujer de mi casa. Pero aquella criada gorda no hacía más que hablar, y hablar, y hablar. Estuviera yo donde estuviera, venía y empezaba a hablar. Hablaba de todo y de cualquier cosa, lo mismo le daba. ¿Despedirla por eso? Hubiera tenido que pagarle sus tres meses. Además hubiese sido muy capaz de echarme mal de ojo. Hasta en el baño: que si esto, que si aquello, que si lo de más allá. Le metí la toalla en la boca para que se callara. No murió de eso, sino de no hablar: se le reventaron las palabras por dentro.

Max Aub

domingo, 27 de febrero de 2011

Es evidente que no

Si aún queda
un solo argumento,

este es el momento
de encontrarlo

y agarrarme a el
con todas mis fuerzas,

porque es
evidente que no

se sostiene
de ninguna manera

el firme compromiso
que adquirí con la soledad.

¿Alguna vez
he sido capaz de perdonar?

De olvidar,
es evidente que no.

Kiko Vallejo

lunes, 7 de febrero de 2011

Ahora, Solo

Vivo
sobre esta roca,
desnudo,

inmutable al frio,
a la negra lluvia.


Las gotas se deslizan sobre mi,
me hacen cosquillas

y recuerdo que,
tiempo atrás,

me gustaba sonreir.

Me esfuerzo por vaciar
mi cabeza,

desechar los pensamientos,
deleitarme con las sensaciones.

¡¡¡ AHORA, SOLO !!!

Sólo quiero escuchar
como retumban

mis lágrimas
al fragmentarse
en mil pedazos

al contacto
con la tierra.

Kiko Vallejo

viernes, 21 de enero de 2011

La rana que quería ser una rana auténtica

Había una vez una rana que quería ser una Rana auténtica, y todos los días se esforzaba en ello.
Al principio se compró un espejo en el que se miraba largamente buscando su ansiada autenticidad. Unas veces parecía encontrarla y otras no, según el humor de ese día o de la hora, hasta que se cansó de esto y guardó el espejo en un baúl.

Por fin pensó que la única forma de conocer su propio valor estaba en la opinión de la gente, y comenzó a peinarse y a vestirse y a desvestirse (cuando no le quedaba otro recurso) para saber si los demás la aprobaban y reconocían que era una Rana auténtica.

Un día observó que lo que más admiraban de ella era su cuerpo, especialmente sus piernas, de manera que se dedicó a hacer sentadillas y a saltar para tener unas ancas cada vez mejores, y sentía que todos la aplaudían.

Y así seguía haciendo esfuerzos hasta que, dispuesta a cualquier cosa para lograr que la consideraran una Rana auténtica, se dejaba arrancar las ancas, y los otros se las comían, y ella todavía alcanzaba a oír con amargura cuando decían que qué buena rana, que parecía pollo.

Augusto Monterroso

jueves, 20 de enero de 2011

Burgueses

No me dan pena los burgueses vencidos.
Y cuando pienso que van a dar me pena,
aprieto bien los dientes, y cierro bien los ojos.

Pienso en mis largos días sin zapatos ni rosas,
pienso en mis largos días sin sombrero ni nubes,
pienso en mis largos días sin camisa ni sueños,
pienso en mis largos días con mi piel prohibida,
pienso en mis largos días Y

No pase, por favor, esto es un club.
La nómina está llena.
No hay pieza en el hotel.
El señor ha salido.

Se busca una muchacha.
Fraude en las elecciones.
Gran baile para ciegos.

Cayó el premio mayor en Santa Clara.
Tómbola para huérfanos.
El caballero está en París.
La señora marquesa no recibe.
En fin Y

Que todo lo recuerdo y como todo lo recuerdo,
¿qué carajo me pide usted que haga?
Además, pregúnteles,
estoy seguro de que también
recuerdan ellos.

Nicolás Guillén

martes, 18 de enero de 2011

Apenas

A veces, hecho de nada,
sube un efluvio del suelo.
De repente, a la callada,
suspira de aroma el cedro.

Como somos la delgada
disolución de un secreto,
a poco que cede el alma
desborda la fuente de un sueño.

¡Mísera cosa la vaga
razón cuando, en el silencio,
una como resolana
me baja, de tu recuerdo!

Alfonso Reyes

lunes, 10 de enero de 2011

Zapatillas con Cordones

Una vez tuvo unas chancletas, pero eso duró poco tiempo. El y su primo acuciados por el hambre decidieron una tarde colarse a hurtadillas en el pequeño huerto del final de la calle. Su primo encaramado a la rama mas gorda del melocotonero le lanzaba desde arriba los mejores frutos mientras el cumplía su improvisado papel de hábil azorero. Sorprendidos por el dueño, emprendieron una caótica huida que se saldó con la perdida de la chancla izquierda y un recuento total de siete melocotones a repartir entre los dos.

Durante unos días se negó a aceptar que tendría de nuevo que caminar descalzo, así que decidió altenar la que aún conservaba, usándola por las mañanas en el pie derecho y por las tardes en el izquierdo.

Al final se resignó y cambió la chancla que aún poseía por un par de mecheros. Desde ese día no volvió a tener ningún tipo de calzado, pero no le ha dejado de rondar la cabeza la idea de tener unas zapatillas con cordones.

Kiko Vallejo

viernes, 7 de enero de 2011

El Baile de los Ahorcados

En la horca negra bailan, amable manco,
bailan los paladines, los descarnados danzarines del diablo;
danzan que danzan sin fin
los esqueletos de Saladín.

¡Monseñor Belzebú tira de la corbata
de sus títeres negros, que al cielo gesticulan,
y al darles en la frente un buen zapatillazo
les obliga a bailar ritmos de Villancico!

Sorprendidos, los títeres, juntan sus brazos gráciles:
como un órgano negro, los pechos horadados,
que antaño damiselas gentiles abrazaban,
se rozan y entrechocan, en espantoso amor.

¡Hurra!, alegres danzantes que perdisteis la panza,
trenzad vuestras cabriolas pues el tablao es amplio,
¡Que no sepan, por Dios, si es danza o es batalla!
¡Furioso, Belzebú rasga sus violines!

¡Rudos talones; nunca su sandalia se gasta!
Todos se han despojado de su sayo de piel:
lo que queda no asusta y se ve sin escándalo.
En sus cráneos, la nieve ha puesto un blanco gorro.

El cuervo es la cimera de estas cabezas rotas;
cuelga un jirón de carne de su flaca barbilla:
parecen, cuando giran en sombrías refriegas,
rígidos paladines, con bardas de cartón.

¡Hurra!, ¡que el cierzo azuza en el vals de los huesos!
¡y la horca negra muge cual órgano de hierro!
y responden los lobos desde bosques morados:
rojo, en el horizonte, el cielo es un infierno...

¡Zarandéame a estos fúnebres capitanes
que desgranan, ladinos, con largos dedos rotos,
un rosario de amor por sus pálidas vértebras:
¡difuntos, que no estamos aquí en un monesterio!

Y de pronto, en el centro de esta danza macabra
brinca hacia el cielo rojo, loco, un gran esqueleto,
llevado por el ímpetu, cual corcel se encabrita
y, al sentir en el cuello la cuerda tiesa aún,

crispa sus cortos dedos contra un fémur que cruje
con gritos que recuerdan atroces carcajadas,
y, como un saltimbanqui se agita en su caseta,
vuelve a iniciar su baile al son de la osamenta.

En la horca negra bailan, amable manco,
bailan los paladines,
los descarnados danzarines del diablo;
danzan que danzan sin fin
los esqueletos de Saladín.

Arthur Rimbaud