Todo es malo.
Las cuatro flores que han quedado
han cambiado su aroma
por un hedor a
rancia loción de afeitado.
Miradas vacías,
rostros quebrados
preguntándose hasta cuando.
¿Hasta cuando, qué?
Todo es malo.
Tomamos atajos
para acabar hechos pedazos,
unos de hielo,
otros de mierda.
Mis manos
sucias de caricias,
buscan un forzado roce,
frío y antinatural.
Todo es malo.
¿Eres tan fuerte
para sostener el peso
de una o dos lágrimas
sinceras?
¿Te atreves a asumir
lo que estás pensando?
Miéntete.
¿Es más llevadero?
Todo es malo.
Mi cuaderno,
lleno de garabatos
e ideas inconexas,
espera respuestas.
Pese a estas
cuestiones,
rompo el silencio
para preguntarme,
¿Todo es malo?
Kiko Vallejo
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