En el Club Social
una vez al mes se celebran
las jornadas de cuentacuentos.
En la última sesión quedamos
fascinados con la historia
de los duendecillos altruistas
que hicieron el trabajo del zapatero.
Apelando a nuestro mas profundo espiritu infantil,
deseando su visita,
desde hace tres semanas no limpiamos la cocina.
Todas la noches
dejamos abierta la terraza
para facilitarles la entrada,
pero lo único que hemos observado,
es una perfecta hilera de hormigas
que avanzan en procesión
hasta el fregadero.
Kiko Vallejo
una vez al mes se celebran
las jornadas de cuentacuentos.
En la última sesión quedamos
fascinados con la historia
de los duendecillos altruistas
que hicieron el trabajo del zapatero.
Apelando a nuestro mas profundo espiritu infantil,
deseando su visita,
desde hace tres semanas no limpiamos la cocina.
Todas la noches
dejamos abierta la terraza
para facilitarles la entrada,
pero lo único que hemos observado,
es una perfecta hilera de hormigas
que avanzan en procesión
hasta el fregadero.
Kiko Vallejo
La fé llega cuando las desesperaciones se apoderan de nosotros. Aún así, creo que es bueno para nosotros seguir pensando en la llegada de esos duendecillos.
ResponderEliminarme gustó.
Lástima no conocer el conjuro para llamar a esos duendes pero, al menos, te sirvieron para escribir un buen microrrelato.Un saludo.
ResponderEliminarYo sigo pensando que llegaran, eso si espero que sea antes del invierno, porque dormir con la terraza abierta es una jodienda en los meses de frio.
ResponderEliminarSaludos.